jueves, 4 de diciembre de 2008

"¿Tanto tienes, tanto vales?".

Aquella mañana nacía un nuevo día para la pobre Caperucita, qué pena daba, otro día más sin apenas probar bocado. Se levantó entre cajas de cartón, cerca de la casa del Sr. Lobo, el cual vivía entre cabañas de adobe con lámparas de diseño de la tienda más importante y distinguida de la arboleda de "Los 10 árboles". El Sr. Lobo salió a su puerta, bostezó mostrando sus colmillos de oro, cogió el litro de leche que le dejaban cada mañana los borreguitos en su puerta y volvió a su cálido y acogedor hogar. Caperucita se le quedó mirando con ojos llorosos, cara pálida, cuerpo tembloroso del frío que hacía y con los labios totalmente secos deseando saborear una pequeña taza de esa dulce leche.
Se levantó poco a poco y se dirgió hacia la entrada de la casa del lobo y, de repente, aparecieron seis lobos salvajes que cuidaban la casa y la rodearon mostrándole los dientes bien afilados. ¡Pobre Caperucita!, no sabía lo que hacer ni podía defenderse de lo escuálida que estaba. Ante tanto alboroto, salió el Sr. Lobo a la entrada y preguntó cínicamente:
- ¿ Qué haces aquí Caperucita?, ¿qué pintas me llevas desde la última vez que nos vimos....?, ¿quieres algo?.
Caperucita con la voz temblorosa le respondió:
- Mi mi mire Sr. Lobo, llevo varios días sin comer ni beber, duermo entre cartones y bajo el cobijo de los árboles... ¿sería usted tan amable de darme un vasito de leche calentito por favor?.
El lobo, altivo y prepotente le respondió:
- Mmmm... creo que algo puedo darte, ya que me trataste con educación aquella vez que nos vimos en el bosque y me atendiste sin ningún problema... Entra, entra.
Caperucita, llena de alegría, entró en la cabaña del lobo para beber algo caliente. El Sr. Lobo, amablemente aunque de forma prepotente, le dió el ansiado vaso de leche y le dijo:
- Bueno, Caperucita, este vaso de leche representa mi más sincero agradecimiento, ya que, tras la famosa evasión que hice del guardabosques, me seleccionaron en el equipo de cazadores del bosque y hoy en día soy uno de los más famosos. He aquí mi agradecimiento, mi vaso de leche ( y se lo puso en la mesita del salón).
Tras tomarse el vaso de leche, Caperucita se levantó y se dispuso a salir de la cabaña, a lo que el lobo no dijo ni una sola palabra y la dejó marchar sin más.
Desde entonces, cada día Caperucita se levanta y acude a casa del lobo para pedirle su vasito de leche, el cual le sirven amablemente y bien, bien calentito.

Es decir, señoras y señores, cuando Caperucita cuidaba a su abuelita y hablaba con el lobo sin prejuicio alguno ni preocupaciones por ser un desconocido,todo el cuento era perfecto, pero en mi cuento, los que antes ganaban y llegan a perderlo todo, no son cuidados por los demás y nadie se preocupa de ellos, puesto que "tanto vales, tanto tienes" para mucha gente, por desgracia, sigue siendo hoy en día una realidad.

MªLuz de la Fuente López.

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