jueves, 4 de diciembre de 2008

Valor: El Amor.



Se me heló el alma cuando recorrí junto a mi hijo esos gélidos pasillos es en los que querían abandonarme.
_ ¿Papá, te gusta este edificio? Preguntó Santi a su padre muy ilusionado.
_ ¡No viviría aquí ni muerto!
_ ¿Vivir aquí? Preguntó de nuevo Santi a su padre.
_ ¡Pues eso! ¿No es aquí donde queréis aparcar a este pobre viejo?
_ ¡Pero qué dices, papá! ¡No digas eso ni tan siquiera lo pienses! ¿Crees que Andrea con esos ojos alegres que hacen chiribitas nada más verte, no te extrañaría? ¿Y Álvaro? ¿No te das cuenta lo bien que los pasa escuchando tus historias del pueblo? Acaso no has pensado en Ángel, ¿podría pasar sin ese paseo que dais todos los días hasta llegar al parque? Perdoname papá si te he hecho sentirte mal. Elena y yo pensamos en darte una sorpresa y enseñarte mi nuevo lugar de trabajo: ¡Me han ascendido! A partir de mañana tendré que venir a este edificio de oficinas, el de los jefazos. Queríamos que te sintieras orgulloso de tu hijo.
Paco miró de nuevo esos pasillos fríos, decorados en blanco y negro. Ahora ya no le parecían tan horrendos y fríos, incluso casi podría decir que parecían elegantes y de buen gusto.
Con una enorme sonrisa, Paco se dirige a Santi:
_¡Anda hijo!, vámonos para casa, pero antes para un momentito en nuestra pastelería favorita, esa tan buena, que quiero compraros un pastelito de esos tan buenos, porque no hay nada mejor que disfrutar de las pequeñas cosas en familia. ¡Te quiero hijo mío!


Mari Carmen Andújar Martínez
Lucía Barón Aragón

No hay comentarios: